La luz se filtra entre las moléculas del cristal erosionado,
llegando al sensor (¿el sensor siente?) y queda registrada en él, y en mi mente
se registran las sensaciones que es incapaz de captar la máquina. La foto deja
de ser objetiva y se encadena al sujeto que la imagina, o porque fue el
creador, o porque en un momento determinado de su vida, la imagen quedó
asociada a un estado de ánimo. Si se está receptivo fluyen los sentimientos y
la máquina captura. Pero estas fotos son personales de cada sujeto, subjetivas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario