Puede sonar obvio que, situaciones que fueron cotidianas,
(ir con el jarro por leche,) hoy ya no lo son, y al revés cosas que hoy son
cotidianas (ver pasar un helicóptero) antaño no lo fueron. Menos mal que algunas
cotidianidades ajadas, de mal gusto y violentas casi han desaparecido, por el
contrario cosas desagradables, hoy también cotidianas, como ver y oír pasar
tantos vehículos, terrestres, aéreos o de cualquier tipo sean la norma.
De todos modos, todas estas cosas nuevas serán cotidianas
para nuestros hijos, y nosotros estaremos condenados a la añoranza de tiempos
pasados, gracias a nuestro cerebro (quiero creer que así es) solo añoraremos la
cosas gratas que nos hicieron felices.
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